domingo, 4 de mayo de 2014

DOS ARISTOCRATAS, MECENAS Y COLECIONISTAS EN MADRID

Navarro uno, madrileño el otro,  ambos compartieron además de su condición de acaudalados aristócratas su pasión por el coleccionismo. Nos referimos José Lázaro Galdiano y  a  Enrique de Aguilera y Gamboa, mas conocido por uno de sus muchos títulos nobiliarios, El Marqués de Cerralbo.
Estos dos hombres nacidos a mitad del siglo XIX dedicaron gran parte de sus intensas vidas a reunir colecciones de objetos y obras de arte traídas de todas partes del Mundo. Gracias a su voluntad y legado podemos disfrutar hoy en día de todas estas maravillas en sus magníficos y lujosos Palacetes madrileños convertidos en Museos: El Museo Cerralbo, situado enfrente del templo de Debod, en su residencia de la calle Ventura Rodríguez, y el Museo Lázaro Galdiano en el número 122 de la concurrida calle Serrano esquina López de Hoyos.

Pero  ¿quienes eran estos mecenas e importantes hombres de nuestro País? . José Lázaro Galdiano nació en 1862 en el pueblo navarro de Beire, en el seño de una familia acaudalada. Estudió en Barcelona y pronto se convirtió en un importante hombre de negocios y financiero de la época, fue uno de los fundadores del Banco Hispano Americano, fusionado hace años con el Banco Santander.
Con veintiséis  años se traslada a Madrid y al poco tiempo, dedicándose por completo a esta labor, funda la editorial La España Moderna  y la revista literaria del mismo nombre, en la que colaboran  grandes escritores españoles de la época como Emilia Pardo Bazán, a la que le une una gran amistad y le introdujo en los círculos literarios de Madrid, además de Unamuno, Echegaray, Clarín,  Pérez Galdós o Menéndez y Pelayo, y otros escritores insignes de la generación del 98.
Casado en 1903 con la viuda y millonaria argentina Paula Florido, se dedica con ella al mecenazgo y juntos forman una imponente colección de casi 13.000 objetos artísticos, destacando su colección pictórica con 750 obras, en su mayoría de la Escuela Española(Zurbarán ,Ribera, Velázquez, Berruete, Murillo, Goya…), y su colección de tablas góticas y prerenacentistas, de primera categoría mundial. Lázaro Galdiano además de ser un destacado miembro del Patronato del Museo del Prado y un defensor a ultranza del Patrimonio Español fue igualmente un gran bibliófilo reuniendo en su casa-palacio, finalizada por el arquitecto Borrás en 1908, más de 20.000 volúmenes y extraordinarios
incunables y manuscritos.
A su muerte  en 1947, tras su regreso de París y Nueva York, ciudades en las que pasó la guerra civil y desde donde continuó dedicándose a su pasión por el arte, legó al Estado su extraordinaria colección. En 1951 se creó la Fundación Lázaro Galdiano y el Museo que lleva su nombre, en su residencia madrileña, el  Palacete Florido, denominado así en honor a su mujer quien había fallecido años atrás en 1932.
El otro personaje que hoy nos ocupa, es D. Enrique de Aguilera y Gamboa, aristócrata madrileño y nacido en 1.845, quien heredó a la muertes de su padre y abuelo los títulos de Conde de Villalobos y los Marquesados de Cerralbo, Almarza y Campofuerte y los Condados de Alcudia, Foncalada y Sacro Imperio Romano, siendo Grande de España.

Mientras que Lázaro Galdiano, fue un importante hombre de negocios, el Marqués de Cerralbo dedicó su vida, además de gran pasión por el coleccionismo, a la política, siendo diputado por Ledesma (Salamanca), Senador Real por derecho propio y representante de la causa carlista en España, primero con Carlos de Borbón, quien le otorgó el Toisón de Oro, y después con el infante D. Jaime de Borbón en momentos difíciles para la causa carlista por los enfrentamientos entre germanófilos y anglófonos en la primera gran guerra.
Desde bien pequeño se inclina por el coleccionismo y el gusto por el arte,  época por la que inicia su importante colección de monedas antiguas.  Dado su amor por la artes además de estudiar Derecho cursa la carrera de Filosofía y letras.  Se casa en 1871 con Maria Manuela Inocencia Serrano Cerver, viuda del político y militar Antonio María del Valle .
La colección del Marqués de Cerralbo brilla con luz propia y no se queda a la zaga de la de Lázaro Galdiano, personaje que acudía de vez en cuando a las fiestas y reuniones que frecuentemente se organizaban en la fastuosa residencia del Marques, unos de los centros de la vida social madrileña por aquellos años. El Palacete fue construido por los arquitectos Cabello Lapiedra, Sureda y Cabello y Ascó y el decorador Soriano Fort, sobre un solar de la calle Ventura Rodriguez, propiedad de su dos hijastros, para albergar la ingente colección de pintura, numismática, armas y armaduras, antigüedades, además de una importante biblioteca, con más de 10.000 volúmenes, que en sus innumerables viajes por todo mas de 20 países el Marqués fue invirtiendo parte de su inmensa fortuna
Enrique de Aguilera, además de ser un renombrado  político, fue miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Academia de la Historia, destacando como historiador, pero sobremanera sobresalió por su dedicación a  la arqueología, actividad a la que se dedicó llevando a cabo varias excavaciones y acudiendo en representación de nuestro País a diversos Congresos y reuniones internacionales de arqueología.
 
Murió a la edad de 77 años en 1922 legando sus hallazgos tanto al Museo Arqueológico Nacional y el Museo de Ciencia naturales, como disponiendo en su testamento se creara lo que hoy es el Museo Cerralbo, precisando se conservará su Colección igual que como él la tenía en vida en su lujoso Palacete, con innumerables objeto de arte dispersos sobre las distintas estancias de su residencia.

Gracias a estos dos mecenas  contamos en Madrid, con dos de los Museos más bonitos, y menos conocidos de nuestro País.

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