Corría el verano del 37, en plena contienda civil. El Frente Norte estaba a punto de caer en manos de las tropas nacionalistas, tras las debacle de la caída de Bilbao y la rendición del Ejercito Vasco, cuyos políticos habían negociado vergonzosa y de forma oportunista la entrega unilateral de las armas primero con el Vaticano y después en el conocido Pacto de Santoña, con las tropas italianas.
Ahora le tocaba el turno a Santander, quien sucumbió el 26 de Agosto a las tropas de la IV Brigada Navarra y la División Italiana Littoriodespués de sangrientos enfrentamientos que supusieron un descalabro militar de gran envergadura para la República.
La caída de Santander constituyó el detonante para la proclamación, con las tropas enemigas a sus puertas, del Consejo Soberano de Asturias y León, presidido por Belarmino Tomás quien se encomendó a su suerte,proclamándose independiente y separándose de forma efímera de laRepública Española.
En el conocido despectivamente por las autoridades Republicanas como el “Gobiernin” estaban representados miembros de diferentes tendencias sindicales y políticas como la CNT, FAI, PSOE, UGT, Juventudes Socialistas Unificadas, Izquierda republicana…a pesar de lasdiscrepancias que surgieron con motivo de la oportunidad de su proclamación así como las tensiones que le acompañarían en quimérico su cometido.
En el Decreto de su proclamación como Órgano Soberano presto a defender lo poco que quedaba del Frente Norte se podía leer, las siguientes palabras de marcado tinte numantino: ….” Caracteriza a una ciudad o región sitiada la desaparición de líneas divisorias entre lo civil y lo militar. Todo se funde en la estrechez de combatir por salvar la propia vida. No queda espacio detrás del frente para actividades propias de la paz. No hay frente militar y retaguardia civil: todo es frente”…..
No menos duras ni dramáticas fueron las palabras que pronunció su Presidente, Berlamino Tomas, en el discurso de investidura:…Ni en la trinchera ni en la ciudad, ni en el taller ni en el campo, ni en el hogar ni en la calle, toleraremos la más leve actitud divergente ni la más leve palabra disconforme. No habrá siquiera petición que consideremos respetuosa. Nadie tiene que pedir nada. Nadie tiene sino obedecer y callar….”
Durante su breve existencia se solicitó incluso a la ONU la consideración como Estado independiente, cuestión que exasperó a las autoridades republicanas. Se intentó infructuosamente racionalizar la economía (Se llegaron a emitir billetes conocidos popularmente como los Belarminos), la industria, el comercio y sobre todo organizar las actividades de defensa y preparar a la población para el combate dadas las trágicas consecuencias que llevaría consigo la derrota y la posterior represión por parte de la Causa Nacional.
Sabedores que la Republica se había mostrado incapaz, de defender su Territorio, se destituyo fulminantemente al General Gamir Ulibarri, quien en su retirada y tras sustituir a su vez a Llano de la Encomienda, acumulaba derrota tras derrota. En su lugar se nombró al Coronel Prada. Unos 50.000 hombres, con 200 cañones y unas 1.000 ametralladorasse aprestaron a dar su vida en las agrestes montañas y estrechos valles defendiendo encarnizadamente, frente al potente ejercito nacionalista, lo que quedaba del territorio Astur-Leones.
La estrategia de las tropas nacionales comandadas por el General Dávila, consistía como otrora lo hicieran las Legiones Romanas o las tropas Árabes, ya conquistado el frente occidental por Galicia, en avanzar en tenaza por el Oriente y descolgarse al tiempo por la montaña asturleonesa y avanzar por los angostos valles.
Duros enfrentamientos tuvieron lugar en la montaña leonesa. En pueblos como Cervera de Pisuerga, Cistierna, Matallana, La Vecilla, Valdeteja, Lillo, La Robla, Pola de Gordón, Villamanín, Villablino se recuerda el sangriento e imparable avance de las tropas franquistas quienes rompieron las defensas de Peña Labra, Vegarada, los puertos de Tarnaen su progresión hacia Caso y Ventaniella y Arcenorio en el Concejo de Ponga, los cruentos enfrentamientos en Peña Lasa, Pajares, San Isidro y Somiedo.
En la franja costera se recuerdan las heroicas gestas, de uno y otro bando, en la inesperada resistencia que sostuvieron lo que quedaba del Ejercito Republicano en retirada, frente a las tropas comandadas por el General Solchaga. En esos meses de Septiembre y Octubre del 37 tuvo lugar una de las batallas mas duras y olvidadas de toda la historiografía de la Guerra Civil, la Batalla del Oriente de Asturias. Hubo encarnizados combates en toda la Sierra del Cuera y sus estribaciones. Con el decisivo apoyo de los intensos bombardeos aéreos de la Legión Condor y artilleros, fueron cayendo las Peñamelleras, el Alto de la Tornería, el legendario Mazucu, Peñas Blancas, Pico turbina, el Vierzo. Tras sobrepasar el Sella y la caída de Cangas de Onís el 1O de Octubre, todo el frente se desmoronaría. Sólo sería ya cuestión de días que se diera por finalizada la campaña del Norte con la toma de Gijón y Avilés el 21 de Octubre.
Un día antes por la mañana, contando con la presencia del Coronel Prada, el Consejo Soberano celebraría su última reunión, ordena lasdestrucción de documentos y núcleos fabriles y ultima los preparativos para una evacuación por mar que inútilmente se pretendió fuera ordenada . Después de 15 meses de hambre, penurias y guerra, llegó por fin la ansiada liberación para unos y para otros la dureza de laderrota y el exilio. Los últimos datos nos indican en esos meses de41.000 personas abandonaron partiendo de puertos asturianos su tierra camino de un incierto e inesperadamente largo exilio. En su singladura es de destacar el inestimable apoyo prestado por la Marina Inglesa y los buques de guerra de su Majestad.
Fue muy criticada, la actitud de sálvese quien pueda. de políticos, sindicalistas , altos mandos militares y funcionarios vinculadas a la República copando en su evacuación los últimos buques que salieron de la rada gijonesa en la larga noche de luna llena del día 20. La mayoría de los políticos se embarcó en el Torpedero nº 3 que zarpó a las 5 de la tarde y horas más tarde se haría a la mar el pesquero Abascal quien llevaría a Francia a Belarmino Tomas y la mayor parte de su Gobierno
Ese día casi un centenar de embarcaciones embarcaron a una ingente masa de soldados y civiles se hicieron a la mar aún a riesgo de sus vidas, sorteando la mayor gran parte de ellas el bloqueo naval, comandado por el omnipresente crucero Almirante Cervera y lo ataques aéreos. Se trataba de escapar de una represión que a buen seguro hubiera supuesto una muerte cierta para muchos de ellos.
En esta hora de la desbandada, y como contrapunto a la actitud de unos políticos que si supieron enviar a muchos hombres a la muerte y no supieron enfrentar con dignidad la suya, destaca la figura del Coronel de Artillería Franco Mussió, Director de la Fábrica de Armas de Trubia, quien permaneció en su puesto para que no hubiera un vacío de poder una ciudad que se vistió de negro como funesto presagio, con el humo negro de las explosiones e incendios.
El Coronel Franco, antepuso su vida al deber. Mientras que sus superiores huían hacia Francia, él se ocupó de mantener el orden,liberando presos y dando la orden de deponer las armas para evitar mas combates inútiles. Impidió los pillajes y anulo las destrucciones programadas, sustituyéndolas en muchos caso por inutilizaciones temporales, para no perjudicar mas a la población civil ante la inminente llegada de las tropas ocupantes.
A las seis de la tarde del 21 se rindió ante el Coronel Alonso Vega. Tras un Consejo de Guerra sumarísimo el Coronel Franco y otros oficiales fueron pasados por las armas. Desgraciadamente otros les acompañaron en su trágico destino ya que se calcula que fueron fusiladas otras 2.000 personas en los días posteriores a la caída de Gijón. Eran tiempos de revancha. La sangre azul ahora le tocaba teñirse de roja….
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