lunes, 7 de octubre de 2013

LA DIETA DEL REY, SANCHO I EL CRASO



Eran años convulsos en los incipientes  reinos cristianos en la España del siglo X. Se tejían y rompían alianzas mientras las inestables fronteras estaban sometidas a la continuas azeifas y expediciones de castigo por parte del flamante Califa de Córdoba Aderramán III cuando sucede un hecho curioso que sin duda merece ser conocido.

Acabada de morir a la edad de 30 años el buen monarca leones Ordoño III  dejando el trono vacio y un sinfín de luchas intestinas y conspiraciones muchas de las cuales provocadas por su hermanastro, Sancho, hijo nacido en el segundo matrimonio del Rey Ramiro II, vencedor de Abderramán en la trascendental Batalla de Simancas.


Este último tras repudiar, por mandato canónico al ser parientes, a su primera esposa Adosinda, se casó con la Princesa navarra Urraca, hija de Sancho el Garcés y  su esposa Toda Azna, mujer influyente donde las ha habido, conocida como La Gran Casamentera, fruto de los matrimonios de sus  numerosos hijos un varón y seis hembras a quienes colocó en los tronos de los reinos vecinos.

A la muerte de Ordoño III, primogénito de Ramiro, accedió al trono leonés su hermano Sancho, cono conocido como Sancho I el Craso (el Gordo) por su extrema gordura a causa de la cual fue derrocado a los pocos años de reinado por los nobles leoneses y asturianos cuya enemistad se había granjeado por sus alianzas y complicidades con el Reyno Navarro y el Conde Fernán Gonzalez de Castilla. Le sucede en el Trono, aunque por breve tiempo, un primo suyo (todo quedaba en familia)  Ordoño IV el Malo, sobrenombre otorgado tanto por su mala salud y continuas dolencias como por su carácter impío y cruel.



Entre tanto el depuesto Sancho I vivía refugiado en la Corte Pamplonesa, bajo la protección de su abuela la reina viuda Toda, no en vano era su nieto favorito, y quien a pesar de su elevada edad , casi 80 años, no cejaba en su juego de influencias e intrigas políticas.



Toda de quien no habíamos dicho aún que era tía del poderoso Abderramán organiza un viaje a la Córdoba califal para solicitar el apoyo de su pariente omeya ( Aderramán era nieto de la madre de Toda la cautiva Oneca) para que, a cambio de vasallaje, Sancho recupere el trono de León y al tiempo someterle a un estricta ya que su extrema gordura le impedía desde moverse con soltura, montar a caballo, empuñar un arma o yacer con una mujer, tareas necesarias para ejercer el oficio de Rey y tener descendencia.

Hasday Ibn Isaac Ibn Saphrut, médico y diplomático  judío, despues de examinarle en Pamplona fue el encargado de poner en forma a Sancho  quien se dice pesaba por entonces a causa de su hidropesia y gula unos 240 kg.(21 arrobas).

Para tamaña labor lo primero que se le ocurrió fue coser la boca de Sancho al cual sólo se le permitía ingerir por una cánula líquidos y un brebaje milagroso a base de hierbas medicinales que le provocaba tremendas diarreas.

La dieta duró 40 días, durante los cuales Sancho tenía que beber la poción unas 7 veces diarias para provocarle vómitos y continuas diarreas que aceleraran su pérdida de peso.

Para combatir la flacidez de sus carnes complementaban la dieta con intensas y dolorosas sesiones de masaje y sauna que favorecía la expulsión de los líquidos de su organismo. A medida que iba perdiendo peso el médico judío le prescribió ejercicio y para obligar a nuestro infeliz Sancho a moverse, éste era atado con cuerdas y tirado de ellas ayudado  de un andador diseñado especialmente para no caerse.

Tras este estricto y severo Plan de adelgazamiento Sancho perdió mas de 140 kg y pasó de casi no poder moverse a caminar 5 km diarios. Culminado con éxito su pérdida de peso regresa a tierras leonesas, tomando Zamora con la ayuda de un contingente armado moro y recuperando para sí la Corona de León. Duro sacrificio pero su Reino bien merecía esta Dieta. Pocos Años después como si su sino estuviera escritomoriría envenenado al comer una apetitosa manzana que le dio el conde rebelde Gonzalo Sánchez.

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