Todos asociamos la noche del San Juan al rito de la Hogueras, como elemento purificador y ahuyentador de malos espíritus. Pero en muchos pueblos de Norte, se utiliza el ritual femenino del Agua como vehículo de purificación además elemento protector.
Existe aún día en muchos lugares la costumbre de recoger ese día varias hierbas tales como helechos, tréboles, muérdagos, artemisas, verbenas, rosas silvestres, romeros entre otras y confeccionar un ramo. Luego se coloca fuera de la casa, en la fuentes o metido en agua, para que le dé el rocío del amanecer. Ese agua ?bendita? por el rocío, se utiliza para darse un baño purificador. Se saca el ramo y se pone a secar, después se cuelga en un balcón de la casa para espantar a los malos espíritus.
Otra costumbre consiste en poner ramas de roble y fresno en los balcones de la amada o la costumbre de las jóvenes casaderas de recoger verbena antes de las 12 de la noche de San Juan en busca del amor. Tambien en muchos pueblos se sigue colocando en el centro de la plaza una gran rama o árbol para protegerse de los malos augurios.
Aún pervive en algunos pueblos la costumbre de salir en esa noche mágica de madrugada, a beber y lavarse las manos y el cabello en la fuente o caminar descalzo bajo la hierba mojada por el rocío para obtener el amor o curarse de las enfermedades.
Sean ciertas o no esas propiedades benéficas, conservemos la tradicción y dispongámonos a disfrutar de esa noche misteriosa, la más corta del año, tan llena de significados, conmemorativa de la llegada del Solsticio de Verano (en realidad es el día 21 ).
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